Mi historia

Hola, soy María, y me gustaría compartir contigo la historia detrás Damacan.

Mi conexión con los animales empezó desde pequeña, pero no fue hasta mi adolescencia cuando me di cuenta de que mi vida tenía que estar dedicada a ellos. Empecé a confiar en mi instinto y a empatizar de verdad cuando conviví con mi primera compañera: Tila.

TILA

En la época de su adopción, la educación canina era un concepto poco conocido, y enfrentarse a los miedos e inseguridades de Tila fue toda una aventura. Sin embargo, con el tiempo y la comprensión adecuada, logramos superar juntas todos los obstáculos, y Tila pudo tener una vida plena y feliz como una más de la familia.

TEJA

Años después y justo un poco antes de la partida de Tila, llegó a mi vida Teja, justo en un momento complicado pero perfecto.

Sin saberlo, necesitaba aprender mucho más sobre los perros y sobre mí misma, así que el destino ya había hecho planes.

Nos encontramos cuando ella estaba en condiciones físicas y emocionales muy difíciles. Tenía el pelo duro y seco y sufría problemas de salud relacionados con el estrés extremo al proceder de un lugar de abuso. Lo más preocupante era su profundo miedo y desconfianza hacia las personas y otros perros, lo que hacía que yo me sintiera muy frustrada y triste.


Teja era reacia al contacto y muchos sugerían devolverla a la protectora, pero algo en mí se resistía a abandonarla. Sentí que tenía que hacer todo lo posible para ayudarla a superar sus miedos y recuperar su confianza en el mundo.

Decidí dedicar tiempo y esfuerzo a comprender sus necesidades y a trabajar en su rehabilitación. Al tiempo, sus gruñidos se convirtieron en curiosidad y sus ladridos constantes se convirtieron en algo puntual. Cada pequeño avance era motivo de celebración y fortalecía nuestro vínculo.

Empecé a formarme con diferentes cursos, profesionales, y grandes maestros del mundo de la educación canina respetuosa. Y por fin, tras años de escuchar que me debería dedicar plenamente a esto, di el paso.

Hoy, Teja es mucho más que una compañera; es mi maestra y mi inspiración. Gracias a ella estoy hoy aquí.

Su transformación me enseñó la importancia de la empatía, la paciencia y el respeto en la relación con nuestros fieles compañeros peludos.

Su historia es el corazón de Damacan, recordándonos que, con dedicación y comprensión, cualquier perro puede superar sus dificultades y encontrar la felicidad al lado de sus humanos.